jueves, 18 de octubre de 2012


Mientras recogía los aparejos de pesca, una sonrisa se dibujó en su rostro. Con la sonrisa puesta se paseó frente al jardín de las curiosas que quedaron con la mandíbula desencajada un instante y luego continuaron su bisbiseo interminable. 

Este matacho parecía no tener salvación, pero aparecieron los penachos. Las flores más bien sosas adquirieron un talante un poquito ridículo y dicharachero. Ahí mismo quedaron a la espera del paseo del comunicador-pescador para despellejarlo vivo ("otra vez esa amargura", "de decepción en decepción", "qué
mala cara tiene, por todos los dioses", etc.), pero su sonrisa invencible las desconcertó inicialmente y luego se convirtió en la jugosa fruta madura del chisme.



sábado, 13 de octubre de 2012


Por esta vía llegó a su mente un conocido relato de la tradición oral, repetido incansablemente en las charlas madre-hija, padre-hijo, docente-alumno, entre pares, etc., que narra el triste destino de la nave de los utopistas, devorados con todo y nave por el voraz principio de realidad. 

Primero apareció en la libreta el submarino explorador. Inmediatamente convocó la aplastante presencia del monstruo de dientes afilados. Presionados significativamente por el contexto de los matachos anteriores, estos dos personajes adquirieron los caracteres arriba señalados.


lunes, 8 de octubre de 2012


Entonces levantó la mirada hacia la columna del olvidado unicornio que desde las alturas ignora el deambular con la mirada a ras de piso de ciudadanas y ciudadanos, ajenos a su existencia, olvidados de su posibilidad. Sintió un poco ridícula su ilusión de pescar la barracuda más grande y ser reconocido por esto. Invocó al unicornio una señal. 
El unicornio hace frecuente aparición en mis libretas. Se estableció definitivamente como personaje cuando salió a pastar al lado de las flores en medio de tres castillos y un árbol en patines, paisaje que adorna el frontal de un teatrino que pinté para una niña que responde al aromático nombre de Mango. Tiene además versión de dulceabrigo rellena de mota. No la hice yo, la hizo la Mona.


miércoles, 3 de octubre de 2012


Y pasó volando y le dio tres vueltas una hoja suelta del diccionario de las palabras amadas que algún despechado había desguazado y dejado a merced del viento. La palabra "serendipia", además de hermosa le pareció muy oportuna. Anoté, sí, bien grande, la palabra cuando la encontré junto a su definición en un artículo sobre polinización cruzada. Pero el trazo era flaquito y no se correspondía con su hermosura. Así que la consentí bastante y fue engordando y poniéndose coqueta. Luego apareció el muro de piedra con el corazón oculto, la flor provocadora, el pasto, los tres soles buscadores y finalmente 5 nubecillas. 



lunes, 1 de octubre de 2012


También vio pasar este itinerante árbol sonriente, que le alegró la vida mientras esperaba sin mayores expectativas que picara alguna barracuda. Anteayer no más, sin motivo o tal vez motivado por la ausencia de alegría en mis paisajes interiores, apareció este orondo árbol feliz en la libreta, casi provocador.