Alucinado, vio a la flor sensual hablándole dulzuras al perro, a la sombra tutelar del templo de la doble cúpula

Alucinado, vio a lo lejos la escalera para bajar de la luna.

Inspirado en una foto de la luna sobre la ciudad que desde su apartamento tomó Berenice

 Alucinado, vio a los ojos insecto exponer su acuosa y globular integridad sobrevolando el jardín espinado, donde algo (ni idea qué) se les había perdido.

La nota nada que ver. Un apunte sobre un pueblo visto desde el avión cuyo alumbrado público dibuja en las noches una figura de tiranosaurio, que me remitió a un capítulo de la dimensión desconocida visto en mi infancia, en el cual se especulaba con la hipótesis de que todo nuestro universo fuera un átomo de una célula de un dinosaurio, idea que me produjo vértigo durante varias noches.

Alucinado, vio al perricornio, ahora con alas, planear sobre los templos que coronan los riscos de Mirapalcielo. 

Los riscos de Mirapalcielo aparecieron por primera vez como telón de fondo de un par de capítulos de una serie radiofónica sobre redes sociales que escribí con mi amigo Miguel. Ese par de capítulos son un sueño de uno de los protagonistas de la serie, que ocurre en un lugar fantástico habitado por un sabio dragón, donde hay un lago en el que los pescadores atrapaban seres de luz llamados "medifusas" que luego transportan a otro lugar de noche perpetua donde sirven al alumbrado público. Ahora aparecen los riscos de nuevo en la libreta, coronados de templos y sobrevolados por el perricornio alado.

Alucinado, vio al sistematizador alineando cifras bajo las letras que señalan las opciones de respuesta a las preguntas. El personaje luce cansando, desconcertado, con ganas de salir a trotar por el bosque de los unicornios y olvidarse del asunto de las cifras, las preguntas, las respuestas.

Las cifras de los globos corresponden a un proyecto recientemente terminado. También es absolutamente cierto que el sistematizador quería salir corriendo y le dolía la cabeza como si tuviera un cuerno de unicornio que necesitara tratamiento de conductos.

Alucinado, vio y escuchó al perricornio contar chismes de la estrella dentada a la flor en patines.

El perricornio apareció en todo su esplendor en las últimas hojas de la libreta anterior, en un matacho hasta ahora no publicado, con la siguiente nota: "Al inicio del 2013 el perricornio mira feliz el cielo estrellado".