miércoles, 26 de marzo de 2014





Instalación de filosos tenedores para capturar ideas nutritivas. Funcionamiento: los tenedores lanzan gruñidos metálicos y esperan que las ideas nutritivas les contesten con voces carnosas, jugosas, multicolores, secas, húmedas, salsudas, dulces... que quedarán ensartadas como tomates pequeños. Esperan...

Surgió de la punta del lápiz un día indeterminado, pero ancló su sentido cuando aterricé en medio de un trabajo de socialización de las guías alimentarias basadas en alimentos para la población colombiana mayor de 2 años.





viernes, 14 de marzo de 2014


Como desde hace unos días comenzaron las lluvias surgió de la punta del bolígrafo este aguacero de grandes goterones al que no atacaron los lápices de color porque una vez dibujado engendró la idea de invitarles a colorearlo como a un mandala sin centro, luego de haber invertido algo de tiempo en la contemplación de las carreritas de las gotas escurriendo por las hojas de los jardines. A diferencia de  los otros matachos que son fotografías de la libreta, este fue escaneado para facilitar su impresión (espero). Bonito recibir al correo fotografías de los aguaceros coloreados por ustedes. 

jueves, 13 de marzo de 2014


Sobre el lago sagrado los dioses tienen su tendedero para poner a secar los moldes de sus criaturas hechos con diversos materiales. Los aquí dibujados tienen liviana alma de alambre y carne de mazapán dulce al paladar. He visto algunos prototipos riendo por las calles.

Después de releer el Popul Vuh mirando el lago Atitlán a la hora de la tarde en que sus olas se encrespan.

lunes, 3 de marzo de 2014


Flotando sobre los edificios del norte bogotano una mañana reciente, sostenido por el hilo de la memoria, el cuarto de la abuela, el de las primeras letras para describir el mundo dispuestas para mí en la cartilla Charry (que la abuela señalaba con su dedo nudoso mientras las nombraba), el de la máquina de coser Singer y sus arrullos intermitentes (y su rueda que cuando la abuela no la estaba usando servía para conducir automóviles), el de los suspiros del viejo Káiser durmiendo sobre el pie de cama (claro que ahora que escribo recuerdo que Káiser era negro y que el dibujado es Johny, blanco y caramelo, un perro que tuvimos después), el del lugar secreto del arequipe, el de las fiebres de la infancia.

Otro matacho que fue revelándose en mi libreta durante la reunión de "Saberes y prácticas en educación inicial", por aquello de los objetos portadores de memoria que fueron expuestos. Notas: sigo sin encontrar la cartilla Charry en la que mi abuela me enseñó a leer y que debe estar en algún anaquel de mi casa.