sábado, 31 de mayo de 2014



El perricornio volador llega al lugar seguro. Tras superar los tres islotes podrá desprenderse del aparatoso tren de aterrizaje y correr por la playa de arena profunda sintiéndola con las delicadas almohadillas de las patas mientras hace cabriolas y dibuja con sus huellas autorretratos, hasta llegar a la verde piscina de aguas termales para poner en remojo las alas y ver entre sus vapores las cúpulas blancas, tersas y garabateadas de riachuelos de lapislázuli de los templos de la ciudad donde anida su felicidad.

Lugar visitado mientras recibía la visita de mi querida odontóloga a la penúltima de mis muelas abajo a la derecha y me iba ahogando lentamente mientras ella trabajaba con cada vez más dispositivos dentro de mi boca y se demoraba y se demoraba...




domingo, 25 de mayo de 2014




El muchacho enamorado se asoma al cosmos y ve felices y feroces estrellas barbudas como las mejillas de su enamorado.



domingo, 18 de mayo de 2014


La guapa cita a otra guapa y sonríe con picardía ante el contenido de la cita mientras su interlocutor la mira entre las brumas del café y piensa en un comentario que la haga reír a carcajadas pero se distrae anticipando la delicada textura de un envoltorio oriental relleno de tibio-tirando-a-caliente dulce de leche ensopado en mermelada de mora y combinado en la boca con café amargo… Afuera pasa la plaza.

Matacho convocado por la cita que la guapa recortó con tijeritas en la oficina para luego lanzarme el reto de hacer algo con el recorte. Entonces surgió esta escena que seguramente la obligará a invitarme al café con el delicioso postre para que yo le comparta el comentario que me merece la cita.

jueves, 8 de mayo de 2014



Rosaleda con cocuyos y estrellas

Exploro su florecimiento en mi libreta y encuentro: 

Seis rosas: una obvia alusión al amor con sus carnosas suavidades (sin olvidar las espinas).

Seis estrellas: la alegría de volver a ver Cosmos, esa saga iluminante sobre la comprensión de nosotros mismos como producto y conciencia del universo, una “contra” para los muchos oscurantismos que aún padecemos.

12 cocuyos: una compensación porque en Mirapalcielo nunca he visto más de tres cocuyos juntos.