sábado, 29 de noviembre de 2014

domingo, 16 de noviembre de 2014





En alguna columna, Héctor Abad Faciolince propuso que las gentes que no creemos en dioses aprendiéramos poemas para usarlos en vez de las plegarias en caso de necesidad como, por ejemplo, en los instantes previos a la caída del avión o las horas siguientes a un diagnóstico terminal. La propuesta me pareció más que razonable y entonces hice este ayudamemoria para aprenderme las primeras líneas de este poema del gran León. Ahí les va por si también les sirve.    Tiene su utilidad en situaciones menos dramáticas: cuando uno está colgado del tubo en un transmilenio atestado o tiene los ojos irritados de tanto mirar pantallas y pantallitas.




miércoles, 5 de noviembre de 2014


Sigilosa, la procastinación devora las horas. 

Mientras estoy enclaustrado en Mirapalcielo escribiendo unas crónicas o haciendo que hago.