domingo, 31 de mayo de 2015



El árbol de las flores diversas.

Una idea optimista, hasta políticamente correcta, trazada y coloreada por estos días en los que el persistente gusano de la malparidez me come el coco, rondando mis anfractuosidades, es decir, los surcos que demarcan mis circunvoluciones, es decir... Que por eso la demora.



domingo, 17 de mayo de 2015


Es una cajita insignificante de cartón, pequeña, babiecas, ajada por el uso. La tapa ensambla con dificultad en la base; por lo mismo, babiecas. Trato de proteger su contenido de la curiosidad de la gente. Todo el mundo quiere mirar adentro, incluso yo pienso en sacar tiempo para satisfacer la curiosidad. La cajita suena como si contuviera piezas pequeñas, algunas metálicas. Tengo el pálpito de que no voy a encontrar nada que valga la pena, puros ripios del tiempo: una tuerca sin tornillo, un borrador mordisqueado, tres puntas de lápices de color, dos clips... pero es mi cajita de tesoros.

Un sueño de hace años, que recuerdo muy seguido, especialmente al comienzo de los emprendimientos comunicativos en los que me ocupo, cuando el cliente o la clienta me mira como si yo supiera.


jueves, 14 de mayo de 2015


Tres gatas negras muy despiertas y muchas gentes ventaneando en el barrio Las Lindas. Arriba se supone la luna en la alta noche. Abajo, la incertidumbre o la mera curiosidad. 

A partir de un apunte hecho en Quibdó.


sábado, 2 de mayo de 2015



En la época en que aún era Jota, es decir, en que aún usaba el apodo familiar, llegó a mis manos 62 / Modelo para armar (tal como lo atestigua la firma en la guarda del libro) y 
teniendo muy reciente la alucinación que fue leer Rayuela, lo abordé con la ilusión de continuar deambulando en el mundo de Horacio, la Maga, el Club de la Serpiente, Traveler y Talita. Sin embargo, pronto el sabor y la textura de la lectura del nuevo libro fueron distintos y en alguna página indeterminada el libro me sacó y quedó en la categoría de "tenidos, pero no leídos". Este año recibí la trilogía de los cuentos completos de Cortázar y volver al autor más querido de mi juventud sacó de nuevo a flote el viejo libro desde algún anaquel de mi escuálida y desordenada biblioteca. Decidí entonces emprender la aventura de leerlo de principio a fin casi 33 años después y deambulé por sus páginas buscando asideros junto a sus personajes, les acompañé por los sombríos escenarios de la ciudad que es todas las ciudades, me reí con las ocurrencias de Calac y Polanco, me quedé sin saber a ciencia cierta qué era lo ominoso escondido en las muñecas, etc. Lo leí hasta el punto final haciendo uso de cierta disciplina de lector de textos imposibles que he ganado con los años y el oficio, pero volví a sentir que era como Rayuela, pero sin el encanto. Igual pinté en su guarda un matacho sobre la ciudad que es todas las ciudades para dejar constancia de mi paso por él.