miércoles, 13 de diciembre de 2017



Se trata de flores tragonas que se alimentan de luciérnagas y por eso, si se miran con detenimiento, es que brillan los puntos de sus mandíbulas. 

Curiosidades de este jardín inspirado también en un apunte de la muy productiva libreta de notas 2008-2009. 






sábado, 18 de noviembre de 2017









Como una secuela de La peor señora del mundo, de Francisco Hinojosa con ilustraciones de Rafael Barajaslibro que leí a mis hijos cuando eran pequeños, surgió en mi libreta esta horrenda escena, que quizá refleje mi temor de echar abajo a Chía, la gata negra dueña del aposento superior de Mirapalcielo, que posa en la baranda del balcón con el arco iris, la niebla, el sol, la lluvia y los matachos de la libreta. Como si algo presintiera, para la fotografía de este matacho ni se asomó.



sábado, 7 de octubre de 2017

Cuando cierren la tienda y apaguen las luces de la vitrina, los maniquíes emprenderán su jornada nocturna de fechorías.

Historia generada después de ver una maratón de Luther.




martes, 3 de octubre de 2017




 Paso de la bandada de peces voladores por el balcón de Mirapalcielo.

Otro matacho sonsacado a la productiva libreta 2008-2009.





jueves, 21 de septiembre de 2017

 El pajarraco de las buenas nuevas cruzó el balcón, aleteó, cantó alto un augurio entusiasta e ininteligible, y siguió de largo. Me alegró el día.



Dibujado a partir de un apunte de la libreta 2008-2009.


domingo, 10 de septiembre de 2017


El bicho trilocular deambula por la página buscando comidita para los ojos.


Atrapado de una libreta de 2008-2009 que he venido ojeando y hojeando en búsqueda de matachos apenas esbozados. Varios de los últimos matachos han sido sacados de allí y han sufrido las transformaciones propias del trasplante en el tiempo y de los caprichos de la punta del lápiz al día de hoy.


lunes, 28 de agosto de 2017



El ojo patinador persigue ventanas y éstas revolotean, le huyen, lo rozan, juegan con él y sus ilusiones. Esperan hasta que el cansancio lo ponga a dormir una vaga frustración. Entonces se acomodan sobre sus puntiagudas pestañas y se ponen a conversar de paisajes, escenas indiscretas, fugas, gotas de lluvia que chorrean, epifanías, atroces revelaciones, chorros de sol con motas de polvo flotando, serendipias, pregones de vendedores ambulantes, gatos ladrones, mensajes escritos en las empañaduras, niños que sacan la lengua a los peatones, pájaros que se golpean y caen, etc. A veces hace que duerme.



viernes, 25 de agosto de 2017


 La mujer de oro flota mientras duerme la siesta arrullada por su guardia de peces hasta que, a la hora acordada, la gata llega a despertarla con un amoroso pisotón.




lunes, 21 de agosto de 2017


Este hombre mira adelante para no caer y mientras tanto explora su entresijo que le lleva en espiral hasta el desconcierto inicial. Aprendió la leve sonrisa para no preocupar a nadie. 




lunes, 14 de agosto de 2017


 Pajarraco triangular antojado de un besito carnudo.

Recuperado de una libreta de 2009. Acicalado en 2017. Extraño estilo de trazo.

domingo, 6 de agosto de 2017


Desde su mirador, el pajarraco colorido y pretencioso observa la maraña de líneas de vida de los habitantes de ese lugar, que se apeñuscan en cubículos, los unos sobre los otros, y viven ocupadísimos en sus asuntos y se aman y se odian y practican la indiferencia y, a veces, pocas, la solidaridad. 



miércoles, 2 de agosto de 2017


En las mañanas en las que esta mujer tan blanca toma el sol, sus venas reflejan el cielo azul. Entonces su amante hace un barquito de papel y lo tripula por esos meandros, solazándose.





domingo, 30 de julio de 2017

sábado, 29 de julio de 2017


En el Templo IV, el de la Estrella, los devotos se ocupan de sembrar árboles y arbustos para proteger cursos y cuerpos de agua, con el fin mantener contentas a las noctilucas que les regalan la ilusión de tener a la estrella al alcance de la mano. Nótese que la guardiana del templo duerme una siesta pues pasa las noches en modo de contemplación.



martes, 25 de julio de 2017


En el Templo III, el de la Mariposa, las ofrendas se llevan en las yemas de los dedos como tenues caricias ensalivadas.