lunes, 28 de agosto de 2017



El ojo patinador persigue ventanas y éstas revolotean, le huyen, lo rozan, juegan con él y sus ilusiones. Esperan hasta que el cansancio lo ponga a dormir una vaga frustración. Entonces se acomodan sobre sus puntiagudas pestañas y se ponen a conversar de paisajes, escenas indiscretas, fugas, gotas de lluvia que chorrean, epifanías, atroces revelaciones, chorros de sol con motas de polvo flotando, serendipias, pregones de vendedores ambulantes, gatos ladrones, mensajes escritos en las empañaduras, niños que sacan la lengua a los peatones, pájaros que se golpean y caen, etc. A veces hace que duerme.



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